jueves, 19 de julio de 2007

Gianfranco ya tiene 1 año y medio

Hubo una vez un hombre que no sabía amar, el egoísmo le impedía pensar en otra persona que no fuera él, sentir empatía y mucho menos comprender los sentimientos de alguien más. Hasta que una personita le fue enseñando, sin hablar, a amar a otro.

Hace año y medio nació mi hijo Gianfranco Haru y aprendí muchas cosas desde ese momento:cambiar pañales,bañar a un bebé, tolerar que ensucie su ropa o la casa y aprender a consolarlo cuando se sentía enfermo. Yo pensaba antes como el Dr. House:los bebés son parásitos, quitan mucho tiempo y demandan mucha atención. Algo imposible de hacer para una persona egocéntrica como yo.

Pero bueno, people changed, o mejor dicho, la perspectiva de la gente cambia, y a mi me cambió la vida este gordito cabezón. Es igual a su madre en lo inoportuno, pues nació el 29 de diciembre del 2005, entre Navidad y Año Nuevo (¡imaginan el despelote que son los hospitales y clínicas en esas fechas!), pero también comparte con ella el ser cariñoso y desprendido.

Deberían verlo patear la pelota gritando ¡guuul!, agarrando la escoba para barrer, renegando porque no quiere salir nunca de su bañera, manipulando el mouse o el teléfono, siendo él mismo, personita única y especial.

Aún sigo siendo un poco egocéntrico, eso ni Freud me lo quitará creo, jeje, e incluso sé que los problemas de la vida no serán menos, pero mi hijo me da más fuerza para afrontarlos.
¡Feliz cumple Godito!